¿Dieta de la piña? No, nada de eso. Solo queremos hablar de todos los beneficios que posee esta fruta y parecen ilimitados, según sugiere la ciencia.

Antioxidantes que combaten enfermedades

Las piñas no solo son ricas en nutrientes, también están cargadas de antioxidantes saludables. Los antioxidantes son moléculas que ayudan a tu cuerpo a combatir el estrés oxidativo. El estrés oxidativo es un estado en el que hay un exceso de radicales libres en el cuerpo. Estos radicales libres interactúan con las células del cuerpo y causan daños que están relacionados con la inflamación crónica, un sistema inmune debilitado y una multitud de patologías.

En tan solo 165 gramos de piña, obtienes el 131% de las necesidades de vitamina C y el 76% de la cantidad recomendada de manganeso. Además, son ricas en antioxidantes conocidos como flavonoides y ácidos fenólicos.

Enzimas que facilitan la digestión

Las piñas contienen una enzima digestiva conocida como bromelina. Una vez que las moléculas de proteína se descomponen, se absorben más fácilmente a través del intestino delgado. Esto puede ser especialmente útil para personas con insuficiencia pancreática, una condición en la que el páncreas no puede producir suficientes enzimas digestivas.

Un estudio mostró que los participantes con insuficiencia pancreática experimentaron una mejoría en la digestión después de tomar un suplemento de enzima digestiva que contiene bromelina.

Reducen el riesgo de cáncer

Varios estudios han demostrado que la piña y sus compuestos pueden reducir el riesgo de diversos cánceres. Esto se debe a que pueden minimizar el estrés oxidativo y reducir la inflamación. Además del cáncer de mama, se ha demostrado en estudios que la bromelina reduce el riesgo de cánceres de piel, vías biliares, el sistema gástrico, el colon, entre otras áreas del organismo.

Mejoran el sistema inmune y suprimen la inflamación

Las piñas han sido parte de la medicina tradicional durante siglos, como demuestra este estudio, por sus efectos sobre el sistema inmune. Un estudio de nueve semanas alimentó a 98 niños sanos, ya fuese sin piña, un poco de piña (140 g), o mucha piña (280 g), al día para ver si aumentaba su inmunidad.

Los niños que comieron piñas tuvieron un riesgo significativamente menor de infecciones virales y bacterianas. Además, los niños que comían más piña tenían casi cuatro veces más glóbulos blancos que combaten la enfermedad que los otros dos grupos que se estudiaron.

 

Con información de: https://as.com/