Aunque es una tradición muy popular en Hispanoamérica, su origen proviene de España, gracias al presidente del Consejo de Ministros, quien despidió el Año Viejo de 1895 con uvas y champán.

Debemos mencionar que las uvas eran un producto bastante caro en aquel entonces, y que solo las familias acomodadas podían consumirlas, por lo que esta tradición solo podían copiarla los ricos.

La clase menos afortunada decidió entonces ironizar esta costumbre burguesa comiendo únicamente 12 uvas durante las primeras 12 campanadas, y convocando una reunión en la famosa Puerta del Sol de Madrid.

Esta tradición no tardó en llegar a distintos puntos de España y de Europa, y posteriormente a América, donde le dieron un significado más amable: en lugar de una sátira hacia la clase burguesa, cada uva representa un mes del año y un buen deseo lleno de prosperidad.

Otra teoría sobre la tradición de las 12 uvas surge en el año de 1909, cuando en Alicante hubo una sobreproducción de esta fruta, y los productores idearon una campaña para poder venderlas: las 12 uvas de la buena suerte.